Los días iban pasando, y Pedro cada vez estaba más infeliz y malhumorado. Ya ni el buen sexo lo alegraba, ni el trabajo lo entretenía.
Por supuesto, siempre había excepciones. A veces, como aquel día, llegaban a sus manos trabajos de cierta excelencia que lograban captar su atención. Y en particular, aquel era muy bueno. Era una presentación del estudio Farrell, informando sobre una oferta de absorción a buen precio. Él mismo había tratado con el viejo Tomassini, uno de sus mejores clientes, y estaba bastante al tanto del asunto. Pero ese informe era particularmente bueno...Aquel Dr. Pérez López sabía lo que hacía. Había hecho análisis de costos y rendimientos que ni a él mismo se le hubieran pasado por la cabeza. Había efectuado los cálculos más complicados, y los había expuesto de la forma más amena y sencilla. Hasta un idiota se convencía de invertir los cuarenta millones con sólo leer aquello. Y como el viejo Tomassini sabía que esa inversión se iba a recuperar en un año, el negocio estaba asegurado. Pero con todo, se sintió algo herido en el orgullo: creía ser el mejor, pero evidentemente había otros... Volvió a leer el nombre de la firma: Pérez López...
Doctor Pérez López.
******************************************************************************
—Licenciado Pérez, ¿ya tuvo respuesta?
Mariana estaba muy preocupada. Había invertido no sólo muchas horas de trabajo, sino también las de su sueño, para poder sacarse a ese idiota de encima.
—No... Mis espías me dicen que ahora está en el despacho de Lanzani.
Las mejillas de Mariana comenzaron a arder.
—¿Sabés quién es, no? El hijo del famoso... Pero parece que éste también es difícil, así que..., veremos.
—¿Y cuándo van a informarnos?
—No sé... En principio Tomassini va a hacer una gran recepción por los diez años de su línea de congelados, y el tipo insiste con que vayamos todos... ¡Quiere impresionarnos, el muy estúpido! Se supone que ahí tenemos que encontrarnos con los de su estudio, para que nos den la respuesta. ¿Qué pretenderá con eso? ¿Pagarnos unos mangos menos?
—No... —aclaró Mariana—. En esa reunión sólo se decide si se hace o no la absorción. De dinero se hablaría más tarde... Creo que a quien pretende dar el mensaje es a la gente de su propio equipo... “Hay otros estudios con los que tengo mucho contacto”, eso sería lo que esta invitación significa. Una jugada muy interesante, considerando que el Sr. Tomassini sólo se hizo cliente del estudio Lavagna por indicación de su socio milanés.
Pérez López la miró asombrado, y pensó: “Ya lo decía yo: tan buenas tetas, tan buen culo... Esta piba no existe, es un robot... ¡Sabe de todo!”
****************************************************************************
—¡Doctor Lavalle!... Habla Constanza Ríos, ¿se acuerda de mí?
...
— Sí, también yo estoy muy desilusionada. Todavía no me repongo... Me siento tan sola y miserable... Aunque, qué le voy a hablar a usted de soledad, justo a usted, que acaba de perder a su esposa. ¿Cuántos años de casados fueron?
...
— ¡Era tan buena persona, su esposa!... Bueno, pero al menos tiene la compañía de su hijo...
Cony escuchó la respuesta y sonrió.
—Ya ve, hasta los que más queremos nos traicionan...¡Como mi padre!, ¿quién iba a decirlo?... Y yo aquí, esperando durante todos estos años a que apareciera un hombre tan recto como él para casarme... Ya no puedo creer en nadie, doctor Lavalle... A este paso me quedo soltera
....
—Algo más, doctor.... Hay unos papeles sobre la fábrica que un hombre intenta que firme
....
—¿En verdad sería tan amable?... ¿No le molestaría que fuera esta noche a su casa?
...
—Entonces nos vemos esta noche... Además tengo que confesarle algo, una pavada: cuando era chica estaba perdidamente enamorada de usted, y ahora me muero de curiosidad por saber si sigue tan buen mozo
....
—Seguro que no es así.... Los setenta son la mejor edad de un hombre. Y estoy segura que cualquier buena chica sería capaz de enloquecer por alguien tan recto como usted... Bueno, pero no lo entretengo más. Nos vemos a las diez, entonces...
“Tan recto...”, se dijo Cony al cortar. “Vamos a ver si todavía lo tenés tan recto”
*******************************************************************************
Mariana se probó el vestido de fiesta que Agustina iba aprestarle. ¡Era terrible! Rojo, drapless, con un tajo que subían desde el piso hasta muy por encima de la rodilla, dejando al descubierto prácticamente toda su pierna bien torneada.
—¡Parezco una loca!
—¡Te queda fabuloso, guacha! Ojalá yo pudiera ponerme algo así...
Mariana se miró de perfil. Aquello era peor todavía. El estrecho corsé dejaba claramente a la vista los noventa y cinco centímetros de busto que tanto le desvelaba ocultar.
—¿No tendrá otro tu prima?
—No jodás. Además la fiesta es mañana. Bastante que te conseguí este... Por el tapado no te preocupes: la hermana de Richard me va a prestar un saco de piel... Sí, no me mires con esa cara: de animales muertos... Frío, al menos, no vas a pasar.
Mariana intentó una vez más acomodarse el escote y la falda ¡No había caso!
Resignada a su suerte se sacó el vestido y volvió a ponerse su ropa sencilla. Y bastó que lo hiciera para que, incapaz de ocultar por mas tiempo sus sentimientos, se echara a llorar.
—¿Qué te pasa? —preguntó sorprendida Agustina—.¿Tan horrible te parece el vestido?
—No, no es eso... Yo no quería ir a esa fiesta...
—¡No seas tonta! Además, desde que trajiste a Fer que no salís a ningún lado. Te va a hacer bien un poco de...
Pero Mariana no la dejó terminar.
—Posiblemente ahí esté Pedro.
—¡Tendría que habérmelo imaginado! Las pocas veces que te he visto llorar en mi vida siempre está Pedro en el medio.
—Pero esta vez él no tiene la culpa... En realidad, las otras tampoco.
Agustina disentía, pero no dijo nada y la dejó terminar.
—El informe que yo hice era para su estudio. Y se supone que sea él, quien dé la respuesta.
—Pero estoy segura que Pedro tampoco se muere por verte... Cuando se entere que vas...
—No va a enterarse hasta que me vea.... Yo no soy nadie, ¿entendés? Ni siquiera tendría que estar ahí, pero el idiota de Pérez López tiene miedo de que le hagan alguna pregunta y... Creo que ni leyó el informe antes de firmarlo.
—¡Entonces lo vas a ver a Pedro!
—O quizás no, no sé. Lo que sé es que no estoy preparada para encontrarlo. Todavía me importa demasiado, y no soportaría tener que padecer otra vez su desprecio.... Y mucho menos, su indiferencia.
—¡Increíble!... Creí que como no hablabas más de él...Pero no, vos nunca hablás de nada de lo que en verdad te pasa. Y con Pedro te pasa de todo.
—Soy así.
—Mariana, ese tipo todavía no te dañó todo lo que es capaz de lastimarte... ¡Sacátelo de la cabeza antes que termine su obra!
—Si pudiera, Agustina, si pudiera.
Y diciendo esto, Mariana comenzó de nuevo a llorar.
******************************************************************************
—Ya son las siete, ¿no te vas a cambiar?
—No... No pienso ir a esa fiesta... ¡¿Qué se cree el gordo Tomassini?... ¿Qué nos va a asustar con el estudio Farrell y Asoc.? ¡Por favor!... Si fuera el de mi viejo, iría corriendo...¡Pero el de Farrell! Esos no le ganan un cliente a nadie.
—No te creas, Pedro... Yo vi el informe de la absorción...
—Ah, el informe es fabuloso, en eso coincido... Lo hizo un tal Pérez López, ¿lo conocés?
—¿Pérez López? —chilló Ignacio, el más joven de todos—. ¡No me hagas reír! El tipo es un inútil.
—¿Y quién hizo el informe, entonces? —preguntó Rodríguez Melgarejo, que acababa de llegar.
—Creo que la contadora nueva que tienen.
—¿La de buenas tetas?— preguntó Ignacio, interesado.
—Sí —se apuró a decir el otro, con complicidad—. La de las tetas increíbles.
—¿La del culo como una manzanita? —siguió la burla otro de los asociados.
Todos rieron, menos Pedro que no entendía de qué hablaban.
—Es que el pobre Ignacio está muerto por una de las contadoras de Farrell, y hace como una semana que nos viene taladrando con eso.
—¿Una semana? —se unió Pedro a la burla—. En ese tiempo ya te la tendrías que haber llevado a la cama.
—No es fácil, Pedro... La piba parece muy seria.
Pedro se sintió tocado, y respondió con amargura:
—Note creas, hermano. En el fondo, las más serias son las más putas.
—Bueno, yo no sé si tanto. Pero vos andá a la fiesta y apurala un poco, Ignacio.
—¿Seguro que vos no vas? —volvió a preguntarle a Pedro, Rodríguez Melgarejo.
—Seguro... Esta noche escucho un poco de música con los ojos cerrados, para no tener que ver el anaranjado de la pared, y me voy a la cama solito... ¡Estoy muerto!
—Entonces mejor nos vamos.... Son las siete y cuarto y todavía estamos en pelotas.
—¡Más se quisiera este salame tener en pelotas a la contadora esta noche... —se burló uno, señalando al pobre Ignacio.
—Si para mañana no tenés una buena historia para contarme, te voy a perder el respeto... —insistió también Pedro, sin sospechar lo que en realidad estaba diciendo.
*****************************************************************************
Mariana estaba pendiente de la puerta, y los hombres de la fiesta lo estaban de ella. Su pelo negro, ligeramente ondeado gracias a los buenos oficios de su amiga, caía encascada sobre su espalda, dando marco a una cara y medidas perfectas.
Cuando ya eran las diez, llegó el estudio Lavagna, Bianchi, Lanzani y Asoc., con cuatro representantes..., y por fortuna Pedro no era uno de ellos.
Mariana respiró aliviada.¡Gracias a Dios!
*****************************************************************************
De repente, Pedro abrió los ojos y miró su reloj: ¡las diez!
Se había olvidado el informe del grupo Piero en el disco duro de su computadora... ¿Habría alguien todavía en la oficina?
Se vistió a los apurones y se dirigió allí con la esperanza de que la gente de limpieza lo dejara pasar. Pero al abrir la puerta de su oficina, se sorprendió de encontrar allí a Rodríguez Melgarejo.
—¿Qué hacés acá a esta hora?
—A veces me quedo a trabajar, cuando no tengo sueño.
—¿Por qué? ¿Alguna vez dormís?
—A veces —respondió el otro, sin mucho convencimiento.
Pedro comenzó a buscar el archivo.
—La verdad es que me hubiera quedado más tranquilo si ibas vos a la fiesta.
—No quería dar el brazo a torcer con el viejo... Lo de esta noche fue un capricho. Hubiera bastado que me reuniera con ese Pérez López...
—De verdad que Pérez López no hizo nada... Lo debe haber hecho la chica... Yo hablé dos palabras con ella y me pareció muy despierta... Además de que tiene unos increíbles ojos negros... tan negros... que... te podrías perder en ellos...
El corazón de Pedro se paralizó.
—¿Cómo dijiste que se llamaba la contadora?
ESTO SE LLAMA CAPITULO DE RELLENO PARA DESESPERAR, AÚN MÁS A LAS LECTORAS!!!!!!! JAJA PERO MAÑANA!!! MAÑANA!!!!! JAJA.... LES DEJO UN ADELANTITO!!!!!!!!
"—¡Dr. Lanzani! —exclamó su jefe al fin.
Y Mariana tuvo miedo de darse vuelta.
Allí estaba él... Pedro."
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
4 comentarios:
bien!! bienn!! jajaj ya llega el reencuentro... haber como reaccionaran!! (L)
espero el proximo cap!!!!! =)
Besoss!!
teff ^^
aaaai quiero reencuentro YA ! no aguanto hasta mañana deja un cap EXTRA aunque sea :D ajaja Un besito :)
A PERO NO!!!!!
Estaba preparada al reencuentro! jajaja
bueh sera para mañana!
kissseees
camila
mee gustaa!
xqq el no pensabaa ir
pero al saber q va ella kiere estar ahi!
y yoo?
yo kieroo reencuentroo!
besossssss
Publicar un comentario