"Deliciosamente vulnerable" cap 22

Estaba indignado. ¡Una mujer que le hablaba de matrimonio incluso antes que se la llevara a la cama!... ¡En qué estaba pensando esa pendeja! ¿Qué le pasaba? ¿Sería virgen, todavía?... ¡Imposible! Eso era absolutamente ridículo.

Aunque...

A los viejos les gustaban las vírgenes. A él le parecían patéticas. Mujeres reprimidas...

¿Sería por lo del Convento?

Estaba enfurecido. De verdad quería acostarse con Mariana. Lo sentía en todo su cuerpo. Estaba muerto por ella, para qué negarlo.

¡Pero compromiso!...

Lo que más lo enfurecía era la certeza que, de no haberse ido... Si Mariana se hubiera quedado... la hubiera terminado convenciendo. Ni hubiera hecho el intento de hablarle...Con ella no se podía hablar: pensaba demasiado.... Hubiera bastado con besarla hasta que, enloquecida de pasión, ella misma terminara suplicándole que le hiciera el amor.

Sabía el efecto que tenía en las mujeres. Bueno, en todas... menos en Mariana Esposito.


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Mariana no pudo dormir en toda la noche. Daba vueltas y vueltas en la cama. Varias veces Agustina le había preguntado si le pasaba algo, pero la pobre muchacha, como le ocurría siempre, era incapaz de hablar de sus sentimientos más profundos con nadie.

Además le daba vergüenza: ¿estaba enamorada o sólo re-caliente con ese tipo? Porque cada vez que él se acercaba sentía un montón de cosas, pero no en el corazón, sino más bien entre las piernas. Para qué negarlo: tenía un cuerpo además de su “enorme” cabeza... Y en materia de sexo y deseo era Pedro el que sacaba la medalla de oro, mientras que ella no aprobaba ni con cuatro. Si le daba chance, aquel galán del subdesarrollo iba a poder lograr de ella lo que quisiera.

Sí, eso era lo que más la asustaba: el inmenso poder que él tenía sobre ella. Y lo que Pedro quería, a ella no le alcanzaba, de eso estaba segura.


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Pedro llamó a Ana Clara desde la misma Rond Point.

Quería sexo, lo quería salvaje y tenía que ser ya. Ni bien la muchacha llegó, sin dar explicaciones la llevó a un lujoso hotel alojamiento. Esa noche quería todos los“chiches” que el dinero pudiera comprar. Ana Clara estaba encantada, porque últimamente el sexo entre los dos se había vuelto aburrido.

Él buscó todos los caminos que le causaran su propio placer y, como siempre, se desinteresó por el de ella. Le hizo el amor tres veces y, cuando estuvo suficientemente cansado, se durmió.

Por un buen rato la joven siguió hablándole, hasta que por fin se dio cuenta que ya no la escuchaba, (¿acaso alguna vez lo hacía?) Ana Clara observó su propio cuerpo desnudo y el de él.

¡Qué poco conocía ese hombre hermoso del placer de las mujeres!.


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Eleuterio se sentía otra vez el mismo. Aquella noche había llevado a Loly a cenar, (¡que buen culo!), y ella le había hablado de su decisión de dejar la carrera, y el horror que le producía decírselo a su padre. ¡Pobre hombre si todavía creía que su hija era una santa! Las chicas venían a Buenos Aires con la excusa de estudiar, pero lo que querían de verdad era atorrantear con todos. Y es que, no había nada que hacer, por más jóvenes que fueran las mujeres no eran más que putas... Y apenas en unos días él iba a poder“disfrutarlas” a todas.

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Pedro comenzó a vestirse despacio. Odiaba hablar con Ana Clara después de haber hecho el amor, así que iba a tener que cambiarse en silencio. Aunque no parecía haber peligro: ella descansaba completamente relajada... ¡La había dejado muerta! Es que, modestia aparte, en la cama era el mejor. Lástima que la tonta de Mariana se lo hubiera perdido. Aquella mañana hubiera podido ser ella la que durmiera placidamente a su lado...

¿Cómo sería despertar junto a Mariana?

Le hubiera hecho el amor muy distinto: la hubiera amado con calma. La hubiera recorrido despacio, dándole tiempo al deseo y la pasión para despertar.¿Qué le ocurría?... No podía sacarse de la mente a esa chica. Quizás su problema era que se estaba equivocando con las mujeres que elegía... Quizás ya había llegado la hora de buscar alguna que fuera inteligente. Una mujer de la que no sintiera la necesidad de escaparse por la mañana...Alguien como Mariana, pero sin sus ideas extrañas.

Alguien como...

Alguien como Mariana.


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La noche anterior Constanza había tenido su primer encuentro de sexo después de... de eso. No había sido fácil. Había tenido que darse “un toque” para poder animarse. Pero igual no había sentido nada de nada. No podía hablar de... eso, ni siquiera en terapia.

Siempre la había complacido contarle al Dr. Kohen hasta el más mínimo detalle de su vida sexual, para así disfrutar viendo como el otro se incomodaba y se derretía en cada sesión.

Pero esto era distinto. Quería olvidarse de todo...Quería borrar de su mente a Esteban Franchinotti.


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—Esteban ¿qué dice ahí? —susurró Dante, en medio del práctico de Impuestos.

—No tengo ni idea... Es algo que le preguntó la “nerd” esa de la primera fila —respondió el otro, señalando a Mariana.

—¿Nerd?... Sí, puede ser... Pero está muy fuerte, no me lo vas a negar.

— Sí... —concordó, sin sacarle los ojos de encima—.¿Está muy cambiada, no?

—Y..., el amor... —dijo el otro, en tono enigmático.

—¿Está saliendo con alguien de acá?

—¿Justo vos me lo preguntás?... ¡Dale, no te hagás el otario!... Si vos sabés todo lo que hace Pedro.

Esteban empalideció —¿Sale con Pedro?

—¡Dale!... Hacete el que no sabías...

—¿Estás seguro?

—El otro día le devolvió una bolsa con ropa... ¿Se desvisten para estudiar, acaso? ¡Vamos!... Lo que pasa es que son muy discretos.

Esteban olvidó prestar atención el resto de la clase. No podía dejar de mirar a la “nerd” de la primera fila. “Así que esa es otra de las putitas de mi amigo Pedro...¡Está muy fuerte!”, se complacía.

Y en su bragueta su cuerpo le reclamaba acción.


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Loly estaba enamorada. Ahora estaba segura. Elu era perfecto. Su ropa era perfecta. Su perfume era perfecto... ¡Y ni hablar de su auto!¡Lo amaba tanto!... Cuando estaba con él se sentía importante, segura. No era como con los pibes de la secundaria, en el pueblo. Él era un hombre, y a su lado ella se sentía una verdadera mujer.


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Pedro miró el reloj. ¿Quién podía ser a esa hora? Ya tenía que ir a la facultad, y apenas había tenido tiempo para cambiarse. El trabajo en el nuevo estudio era fabuloso: tenía mucha más responsabilidad, (y por cierto, podía imponer sus opiniones sin tener que perder el tiempo en discutir), pero era muy cansador. Como tenía descompuesta la cámara de vigilancia, tuvo que comunicarse con el guardia de seguridad.

—Ya subió... Es alguien de la facultad... —respondió el buen hombre, sin demasiado convencimiento.

A Pedro se le paralizó el corazón. Irrazonablemente pensó que podía ser Mariana, así que al abrir la puerta y encontrarse con Esteban, se desilusionó primero, y luego se puso furioso... ¡El guardia dejaba entrar a cualquiera! Aquel delincuente bien hubiera podido ser un “chorro”

—¿Qué hacés acá? —le preguntó a modo de saludo, y sin ocultar su desagrado.

—Como no te veo más en el trabajo, te extraño.

—Me parece que lo que vos extrañás es espiarme...¿Cómo está el viejo?

—Maravillosamente. Me subió el sueldo.

—Tendrá miedo que vos también te vayas... ¡Que iluso!

—¿Y tu laburo? —preguntó Esteban, omitiendo el último comentario de Pedro.

—Bien.

—¿Y las minas?

—¿Qué te importa?

—No me contaste que estabas saliendo con la nerd de la clase.

Pedro se quedó paralizado.

—¿Quién te dijo esa boludez? —le preguntó en cuanto pudo pudo reaccionar.

—Nadie... Son cosas que se comentan por ahí.

—¡Pués se comentan mal! ¡No tengo nada que ver con Mariana! —replicó con enojo.

“Ah... Mariana”, pensó Esteban. “Marianita... Y no está nada contento... ¿Qué habrá pasado entre estos dos?”

Por fin dijo: —Te picó fuerte ¿no?

—¡A mí el único que me pica sos vos!... Sos un verdadero dolor en el culo... Y ahora es mejor que vayamos rápido a la facultad, porque ya estoy cansado de llegar tarde.

“Mirá vos a Marianita”, siguió pensando Esteban.


NO SE PIERDAN EL PROXIMO CAPITULO QUE LES PROMETO QUE VA A SER UN FLOR DE CAPITULON!!!! JAJA

BUENO CHICAS LES DESEO UN BUEN COMIENZO DE CASI ANGELES 4 TEMPORADA!!! JAJA BESOS