lunes, 12 de abril de 2010

"Deliciosamente vulnerable" cap 23

Otra vez no entendía de qué diablos hablaba el profesor.¿Para qué tenía que aprender Impuestos, si nunca iba a trabajar en eso? A esa altura lo único que él quería de la facultad era un título... Estaba harto de estudiar lo que no le importaba, y sobre todo estaba harto de tener que seguir viendo a Mariana. No podía sacársela de la cabeza... Ella tenía un extraño poder sobre Pedro: con su sola presencia lo obligaba a pensar. Lo comunicaba con sus...sentimientos, (¡que asco!)... ¿Para qué servían los sentimientos? Sólo para volver a la gente inestable e insegura. Y eso era justo lo que menos necesitaba en ese momento de su vida.

El profesor dio un receso de quince minutos, y Pedro y su grupo salieron al pasillo. De inmediato las chicas de Matemáticas I, que cursaban en el aula de enfrente, comenzaron a revolotear por allí. Dante era el más interesado, pero era obvio que para todas ellas la atracción era Pedro Lanzani, una verdadera leyenda en la facultad.

Por fin una de las muchachas, la más alta, lo encaró directamente y le dio su teléfono. Con total falta de discreción, aprovechó para acariciarlo con sus dos mayores encantos mientras lo hacía. Él le siguió el juego, sin mucho entusiasmo. Pero bastó que Pedro viera salir del aula a Mariana, para que cambiara totalmente de actitud. Para satisfacción de la novata, fue él quien se inclinó sobre ella, y comenzó a hablarle y a reír. La chica estaba ahora fascinada. Mariana, en cambio, sentía su estómago arder.


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Ya había pasado una semana desde que Loly acompañara a Eleuterio al médico. Durante aquellos días, ella había estado rezando para que de nuevo llamara a su celular, aunque más no fuera, buscando a Cony. Necesitaba hablarle...Lo necesitaba.

Su vida se parecía cada vez más a la de su amiga. Dormía de día y salía de noche. La única diferencia era que ella no andaba con hombres. Por el contrario, se encerraba en el cine del barrio hasta el amanecer. Lo que el padre le enviaba para libros y transporte, Loly lo gastaba en películas y sueños. Y ya su estancia en la pensión se estaba tornando previsible y aburrida, cuando aquella luminosa mañana se produjo el milagro: mientras ella y Cony dormían sonó el celular.

Loly corrió a atenderlo para no despertar a su amiga. Era Elu.

—¿Está Constanza? —le preguntó.

—No —mintió ella, mientras salía del cuarto.

—Mejor. Quiero hablar con vos.

Sintió que las piernas se le aflojaban.

—Podríamos vernos esta noche —continuó diciendo—.Así nos conocemos más... Eso sí..., Cony no tendría que saber nada, porque es muy celosa.

La muchacha no podía hablar de la emoción.

—¿No me contestás?

—Sí.

—¿Querés salir?

—¡Sí!

—Esta noche a las ocho, entonces. Nos encontramos en Rond Point. Hasta entonces.

Loly apagó el celular. Y bastó aquel pequeño gesto para saber que su vida estaba a punto de cambiar para siempre.


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Flavia seguía vomitando y cada día estaba más flaca y desganada. En la pensión ya había llamado la atención de varias de sus compañeras. ¿Qué iban a pensar si la veían engordar, y después Mariana aparecía con un bebé?¡Imposible no atar cabos! Esa misma tarde buscó otra pensión, e hizo la mudanza sin decir nada a nadie. A eso de las seis llamó al trabajo de Mariana, y como ella había salido un momento, dejó un mensaje. No mucho, apenas un pequeño recordatorio.

“Las promesas no se rompen”, decía.


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Aquel día Lanzani no fue a la facultad, y Esteban supo de inmediato que su turno había llegado. Durante el descanso se había sentado junto a Mariana para preguntarle si sabía dónde obtener la última modificación del Impuesto a las Ganancias. Una pregunta tonta para alguien que, como él, de seguro estaba muy acostumbrado a la Internet. Ella, sin embargo, le contestó con amabilidad y le sugirió los mejores sitios de leyes comentadas.

Al comenzar de nuevo la clase, Esteban no volvió a su lugar. Era evidente que algo quería con ella. Mariana no lo identificaba demasiado. Era una cara conocida, por supuesto, pero nada más. Al terminar la clase él continuó dándole charla, e incluso esperó pacientemente a su lado, como si la estuviera acompañando, cuando una ex- compañera de ella se acercó para devolverle un libro que le había prestado, comentándole de paso las interminables vicisitudes del examen. Para cuando al fin lograron llegar a la puerta, Mariana ya se sentía lo suficientemente incómoda como para querer escapar con cualquier excusa. Pero él no se le despegaba. Entre la multitud que salía, estaba Dante. Esteban lo llamó con fuerza.

—¡Dante! ¡Man! Estoy con auto, te llevo.

—¡Dale! —aceptó el otro entusiasmado.

Mariana aprovechó la situación de inmediato.

—Bueno, yo me voy —dijo sin esperar respuesta. Pero no era tan fácil...

—No. También te llevo a vos.

—No, vivo muy lejos. Gracias igual, pero tomo el subte y estoy enseguida.

—No, te llevo —insistió él—. ¿Dónde vivís?

—En Belgrano, pero...

—Yo también voy para Belgrano —mintió Esteban.

—Dale, haceme pata y acompañanos, porque creo que de lo contrario tampoco me lleva a mí —lo ayudó Dante, que a esa altura ya comenzaba a entender tanta amabilidad de parte de su amigo.

—Bueno —aceptó Mariana, no muy convencida.

Juntos caminaron hasta el estacionamiento. Al llegar al auto, Mariana intentó sentarse atrás, pero ellos no la dejaron. El trayecto de Dante era más corto.
Lo que Mariana no podía imaginar era qué tan corto era. A las cinco cuadras el tercero en discordia se bajó, dejando a la muchacha a solas con Esteban. A la cuadra siguiente ella sintió un “click”que provenía de su puerta.

—¿Qué fue eso? —preguntó.

—Trabé los seguros. Esta zona es muy peligrosa.

Mariana se maldecía por ser tan desconfiada. Después de todo, era un compañero de facultad, (y muy buen mozo, por cierto), y podía sentirse relativamente segura con él.
Quizás las chicas tenían razón, y con esa actitud nunca iba a conseguir novio.

—¿Por qué doblaste? Por Córdoba derecho, hacemos Alvarez Thomas y El Cano. Es lo más directo —se quejó ella, incapaz de relajarse.


—Porque Córdoba está toda poceada. Mejor vamos por Figueroa Alcorta y, cortando camino por los bosques, llegamos enseguida.

“¿Los bosques? ¿Adónde me está llevando este tipo?”,pensó Mariana mientras agarraba su cartera como si se tratara de un escudo. Ya no quería hablar de impuestos ni de nada. Quería llegar a su casa.

Para colmo sus peores temores se confirmaron cuando el auto se estacionó frente al lago. Instintivamente puso la mano en la manija de la puerta y quiso abrir, pero el control del seguro era central.

—¡Pará! ¿Qué te pasa? ¡No te voy a violar! —se apuró a decir él, tratando de tranquilizarla. Pero sólo logró inquietarla aún más. Aquel tipo no le gustaba para nada.

—Te ofrecés a llevarme a mi casa, casi me obligás, y ahora parás en medio de la nada. ¿Qué querés que piense?—replicó ella, enojada.

—¡Tranquila! ¿Sabés quién soy yo? El mejor amigo de Pedro... Nos criamos juntos. Imaginate cómo será, que ahora que él se fue del estudio, soy yo el que ocupa su puesto.

Mariana estaba confundida. Nunca lo había visto con Pedro... Y de todas formas, amigo de quién fuera, el tipo no le gustaba para nada.

— Relajate... Sólo quería conocerte mejor. Pedro me habló tanto de vos... Le gustás mucho.

Mariana se sorprendió.

—Pero él es así... —continuó diciendo aquel galán perturbador—. No sabe tratar a las mujeres. Yo, en cambio...

Pasó el brazo por el asiento de ella y comenzó a echársele encima con discreción. Por puro instinto, la muchacha se alejó, apoyándose en la puerta, mientras buscaba con los ojos el lugar desde donde se abría el seguro.

—¿Qué te pasa? ¿No te gusto?

—¡No! —dijo cortante, y tratando de alejarlo, agregó—¡Dejame tranquila!

Esteban comenzó a enfurecerse. ¿También ésta iba a rechazarlo? ¿Otra puta de Pedro que se le quería escapar?

—Mirá que Pedro me lo contó todo...

—¿Todo?... ¿A qué te referís?

—Lo que te hizo en su departamento, la noche que estuvieron juntos... —le susurró al oído mientras comenzaba a acariciarle la entrepierna.

Ella, por su parte, intentaba vanamente sacarse de encima la mano inmensa y pesada de aquel hombre malvado.

—Me contó como hizo suspirar a su puta... —agregó, mientras pegaba un fuerte tirón a la camisa de ella y se le echaba encima. Casi cien kilos de pura maldad y lujuria. Entonces fue cuando sucedió.

Él la soltó, y comenzó a gritar adolorido, frotándose su miembro lastimado. Mariana aprovechó para accionar la apertura central de las puertas, y salió corriendo con todas sus fuerzas.

Ya en la avenida paró un taxi, y recién cuando el conductor había arrancado, comenzó a llorar. Cuando pudo calmarse, empezó a enfurecerse.¡Pedro! ¡Esa basura de Pedro!... Y ella, que casi se había enamorado de él ¡Estúpida! Todos esos tipos eran iguales. Todos eran la misma porquería. ¡Claro! Como ella lo había rechazado... De seguro Pedroo no quería mostrarse como un tarado frente al amigo, y entonces...

—No, no voy a Belgrano —dijo al taxista con furia—¡Voy a Recoleta!


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Esteban tardó más de cinco minutos en que le dejara de doler ¡La muy yegua! ¡Ya iba a ver esa pendeja de mierda!¡Ya lo iba a conocer!

Puso en marcha el auto, tratando de encontrarla. Inútil, la muy puta había desaparecido. Y, hablando de putas, una lo estaba mirando desde la esquina. Su sexo clamaba venganza. Subió a la muchacha que era muy joven y de seguro nueva en el oficio. Le recordaba a la otra. Sintió furia y la quiso besar con violencia, pero la chica, algo asustada, intentó arreglar la tarifa antes de que la tocara.¿Otra más iba a rechazarlo?

Por un segundo Esteban sintió que todo se teñía de rojo. Demasiada frustración, demasiado dolor, demasiada furia. Entonces sólo la inmovilizó entre sus brazos, y la violó salvajemente.


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—¿Puedo pasar? —preguntó Mariana a una mujer que entraba al edificio de Pedro, mientras casi se abalanzaba sobre la puerta.

—¿Adónde va?

—A matar al estúpido, hijo de mil putas del séptimo “A”—contestó Mariana enfurecida, apenas conteniendo las lágrimas.

—Ah, entonces pasá, querida —invitó la señora, con placer— Soy la vecina de abajo, y te puedo asegurar : ¡se lo merece!

Al escuchar el sonido del timbre, Pedro se sorprendió. No esperaba a nadie, así que de inmediato encendió el portero visor, que mostraba la calle vacía. Observó entonces por la mirilla.¡Mariana! Abrió la puerta con felicidad.

—Yo sabía que algún día... —comenzó a decir. Pero no pudo terminar. Un sonoro bofetón le cruzó la cara.

—Hijo de mil putas, desgraciado, basura, mal nacido,cretino...

—¡Pará! ¡Calmate!, ¿qué te pasa?

—¿Me preguntás qué me pasa, pedazo de imbécil?

Los gritos de Mariana, totalmente fuera de si, resonaban en el pasillo. Una vecina se asomó por la puerta. Pedro intentó tranquilizarla, pero Mariana estaba histérica, profiriendo todo tipo de insultos. Confundido, optó entonces por levantarla como si fuera una bolsa de papas, y cerrar la puerta. Ella pataleaba desesperada y se defendía como si fuera un gato salvaje. Por fin pudo más la fuerza de él, que la llevó a su dormitorio y la tiró sobre su inmensa cama.

—Y ahora sí, decime qué mierda te pasa —ordenó todavía jadeante, pero con autoridad.

—¿Qué me pasa? ¿Querés saber qué me pasa?... ¡Que por tus mentiras casi me violan! Que si no fuera por costos y control presupuestario...

Pedro se puso muy serio.

—¿Cómo que casi te violan? ¡¿Quién fue el hijo de puta?!

—Tu amigo. Ese al que le contaste todo lo que se supone que hicimos.

—¡¿Pero de qué amigo me estás hablando?!

—No sé... Esteban, creo que se llama.

—¡La concha de su madre!... ¡¿Te lastimó?! ¡¿Te hizo algo?! —se preocupó él con auténtica desesperación.

—No..., creo que no —respondió Mariana en un suspiro. Pero le bastó recordar la mano de aquel monstruo en su entrepierna para echarse a llorar.

Pedro la abrazó, e intentó consolarla con dulzura, pero ella se soltó de inmediato.

—¡Sos un hijo de puta!... Ensuciarme así... Si no hubiera sido por costos y control presupuestario...

—No dije nada de vos... Creeme.

—¿Y por qué te nombró? ¿Por qué dijo que le habías contado?

—Porque ese tipo es un enfermo. ¡Vive a mi sombra!...Quiere todo lo que yo quiero, preguntale a cualquiera. ¡Es al último al que le contaría algo!... Además, ¿te parece que tengo necesidad de inventar una historia con una mina?

—¿Pero entonces, quién le dijo que yo había estado en tu departamento?

—No sé. Vino acá el otro día tratando de averiguar si entre nosotros pasaba algo. Por supuesto se lo negué...Pensé que vos se lo habías contado a alguien...

—Yo no se lo dije ni a mi mejor amiga... Hasta me vio llegar con tu ropa, y no le conté nada.

—¡La ropa! ¡La bolsa con la ropa!... ¡El día que la llevaste a la facultad! Seguro que algún guacho la revisó y sacó sus conclusiones... —y en tono de reproche, agregó—.Si me hubieras hecho caso... ¡Pero sos capaz de cualquier cosa con tal de no volver a salir conmigo!

Pedro la vio tan frágil y desolada, que sintió una inmensa ternura por ella.

—Lo importante es que no te hizo nada... ¿Estás más tranquila?

—¡Nunca estuve más asustada en toda mi vida!... El tipo es inmenso y asqueroso... Si no hubiera sido por costos y control presupuestario...

—¿Pero qué tienen que ver los costos con todo esto?

Por toda respuesta Mariana buscó su cartera y extrajo un pesado libro, de más de quinientas hojas.

—Me lo devolvió una amiga que aprobó costos esta tarde...

—¿Le pegaste con esto en la cabeza?

—No precisamente...

Pedro o Pit sonrió con placer y la acurrucó entre sus brazos.

—¡Ay, Mariana!..., ¿qué voy a hacer con vos?... Bueno, todo tiene un lado amable... Al menos ahora, si digo que estuvimos juntos en la cama, no voy a estar mintiendo...

—¡¿Y cuándo estuve yo en tu cama?! — preguntó ella indignada, soltándose.

—En este momento —replicó él, burlón. Al darse cuenta dónde habían estado sentados, por puro instinto Mariana se puso de pie de un salto.

Al verla, Pedro comenzó a reírse con ganas.... y ella, entre lágrimas, también.


Era o no era un capitulon??? bueh! debo decir chicas que falta poquitiño poquitiño para el momentiño laliter!!!! uno pares de caps solamente jaja no se no los conte!!!

Bueno... me preparare para la facu y tratare de llegar tempranito para ver CA!!!!

Nos leemos chicas!!!!!

3 comentarios:

Ainhoa dijo...

Me encantó el capi!
Tuve una predicción con este capitulo jaja, pensé en algo así...ahora espero que Peter le haga algo a Esteban...
espero el momento laliter ...
besos

Marian Tosh!~ dijo...

Holasss

dioss esee hdp de esteban!

mas vale q peter le haga algooo o lo matoo!

jajaja

mee encantoo el cap!

y WOW!

peter se pusoo tiernoo?

esoo si q es novedadd!

jajaja

esperooo ansiosaa esee par de capituloss q noss separan del laliter!

y q suerte q tienes yo no vere el cap hasta las 12 de la nocheeee!
xq tengo facu de 19 a 23.15! menoss suertee la miaa!¬¬

buenaa semanaaa

besitosssssssss

Anónimo dijo...

aii!! me encantoo!=)
Peter todo preocupado mas tierno!

esperando el momento laliter! (LL)

Besoss mikita!!