viernes, 14 de mayo de 2010

"Tormenta de pasiones" cap 13 por MarianTosh!~

Se bajó de la cama y se asomó a la ventana, aguzando el oído. Al principio no oyó nada fuera de lluvia y el balido de una oveja en la lejanía. Después llegó a sus oídos otra misteriosa frase musical, un sonido tan profundamente gales como las pedregosas colinas que rodeaban el valle. Y aunque lo oía a través del aire de la noche, parecía tener su origen en el interior de la casa.

Aunque muchos de los criados más jóvenes se mudarían a la casa al día siguiente, esa noche sólo había seis personas durmiendo en Aberdare. Pensó si tal vez sería Willie el músico que practicaba a medianoche. Pero se había criado en el pueblo y ella jamás había oído que fuera músico.

Suspirando, encendió una vela y se puso los zapatos y su vieja bata de lana. La curiosidad sobre la música no la dejaría dormir, de modo que sería mejor localizar su origen.

Candela en mano, salió al corredor. La llama se movía con las corrientes de aire y las ondulantes formas y el golpeteo de la lluvia le dieron la impresión de haber entrado en un melodrama gótico.

Se estremeció y por un instante pensó en despertar a Juan Pedro, pero desechó la idea. El conde Demonio desnudo en la cama era más peligroso que cualquier fantasma. En puntillas para no hacer ruido, se puso a recorrer la oscura casa.

Su búsqueda la condujo a una habitación situada en el rincón más alejado de la planta baja. Se veía una tenue luz por debajo de la puerta, lo que le pareció tranquilizador; era de suponer que los fantasmas no necesitaban lámparas.

Cautelosamente giró el pomo. Cuando entreabrió la puerta se detuvo asombrada. El morador de la sala no era un fantasma.

Pero un fantasma la habría sorprendido menos.

Al ver un pianoforte en las sombras. Mariana supuso que ésa era la sala de música, pero fue Juan Pedro quien acaparó su fascinada mirada. Estaba sentado en un sillón junto al fuego del hogar con rostro soñador con un arpa pequeña apoyada en el hombro izquierdo. En contraste con la inmovilidad de su rostro, sus dedos se movían por las cuerdas metálicas tocando una melodía que sonaba como tintineantes campanillas.

Aunque lo habría reconocido en cualquier parte, su expresión le daba el aspecto de un desconocido. Ya no era el aristócrata frivolo ni el peligroso libertino sino la personificación de un legendario bardo celta, un hombre cuyos dones y aflicciones superaban las del hombre corriente.

La vulnerabilidad que vio en su semblante le hizo pensar a Mariana que tal vez Juan Pedro y ella no eran tan diferentes después de todo. Y esos pensamientos eran peligrosos.

Él comenzó a cantar en gales y su voz de barítono, dulce y exquisita como miel morena llenó la habitación.

Mayo, la, estación mas hermosa, dulces son los cantos de los pájaros, verdes las arboledas...

Después de otros dos versos, la música pasó de un alegre sonido primaveral a un lamento en tono menor.

Cuando los cucos cantan en las altas copas de los árboles mayor es mi aflicción, el humo escuece, no se puede ocultar la pena porque los míos han muerto.

Suavemente repitió el último verso, con toda la angustia del mundo en su voz.

Aunque la melodía le era desconocida. Mariana reconoció la letra de un poema del Libro Negro de Caermarthen, de la Edad Media, uno de los más antiguos textos galeses. Se le llenaron los ojos de lágrimas porque esas conocidas palabras nunca la habían conmovido tan profundamente.

Cuando se desvanecieron las últimas notas, ella emitió un suspiro, lamentando todo lo que había perdido y todo lo que jamás tendría.

Al oír el sonido, Juan Pedro levantó bruscamente la cabeza y sus dedos rasgaron las cuerdas en un violento acorde, su vulnerabilidad transformada instantáneamente en hostilidad.

-Deberías estar durmiendo…

-Tú también. -Ella entró en la sala y cerró la puerta-

Ella se acercó y se sentó en el borde de un sillón cerca de él

-No sabía que fueras tan buen músico.

-No es algo de lo que sepa mucho -contestó él con su peculiar tono humorístico-. Antiguamente un caballero gales tenía que ser consumado en el arte de tocar el arpa para ser digno de su rango, pero eso ha cambiado en estos tiempos incivilizados. Guarda en secreto mi debilidad.

-La música no es una debilidad, es una de las mayores alegrías de la vida. Si éste es un ejemplo de tus costumbres alocadas y perversas -continuó con tono alegre-, tendré que poner en duda tu fama de libertino.

-Mis debilidades graves son públicas. Dado que tocar el arpa tiene matices molestamente angélicos, lo oculto para no estropear mi reputación. -Pulsó las notas del breve estribillo de una canción procaz-. Tú y yo sabemos el valor de la reputación.

-Explicación divertida pero tonta. -Lo observó pensativa-. ¿Por qué te fastidió tanto que te descubriera?
Tal vez fue la intimidad de medianoche lo que le hizo darle una respuesta sincera.

-Un caballero aprecia la música, así como aprecia el arte y la arquitectura, pero no pierde el tiempo tocándola. Si, no lo quiera Dios, un hombre de buena cuna insiste en tocar un instrumento, debe elegir algo como el violín o el piano. Un caballero no pierde su tiempo en nada tan plebeyo como un arpa galesa.

Pulsó una cuerda y sus dedos bajaron por las otras produciendo un lamento de elfo apenado. El triste sonido hizo estremecer a Mariana.

-Supongo que eso es una repetición de lo que decía el viejo conde. Pero cuesta creer que le disgustara tu música. Tocas y cantas maravillosamente.
Juan Pedro se echó hacia atrás en el sillón y cruzó las piernas a la altura de los tobillos, con el arpa descansando flojamente entre sus brazos.

-La mayoría de los galeses corrientes prefieren cantar a comer. Los gitanos bailan hasta que les sangran los pies. Mi abuelo no aprobaba esos excesos. El hecho de que yo deseara tocar el arpa era prueba de mi sangre manchada, plebeya. -Distraídamente tocó una serie de notas tristes-.

Ése fue un motivo de que aprendiera a hablar gales. El cymric es una lengua antigua, primitiva, un lenguaje para guerreros y poetas. Necesitaba hablarlo para hacerle justicia al arpa.

-¿Donde aprendiste a tocar tan bien?

-Me enseñó un pastor llamado Tam el Telyn.

-Carlos el Arpa -dijo ella traduciendo-. Una vez lo oí tocar cuando era niña. Tocaba maravilloso. Decían que era el arpista de Lleweiyn el Grande, que había vuelto a nacer para recordarnos la antigua gloria de Gales.

-Tal vez Tam era realmente uno de los grandes bardos regresado a la tierra, había algo misterioso en él. Él construyó esta arpa con sus manos, en el estilo medieval. -Acarició la columna delantera tallada-. La caja de resonancia es un solo tronco de sauce ahuecado, y al igual que las arpas antiguas, las cuerdas son de alambre, no de tripa. Siguiendo sus instrucciones yo construí una igual, pero el tono no era tan sonoro. Tam me dejó ésta cuando murió.

-Eres mejor que cualquier arpista de los que he oído competir. Deberías participar en uno de esos concursos alguna vez.

-Ni hablar. Mariana -dijo él, desaparecida la nostalgia-. Yo toco para mí.

-¿Eso se debe a que no soportas que te admiren? Por lo que se ve pareces más a gusto con el desprecio.

-Exactamente -sibiló-. Todo el mundo tiene una ambición, y la mía es ser un monstruo desalmado, una afrenta para toda la gente decente temerosa de Dios.

-No puedo creer que una persona que hace música como tú sea desalmada -dijo ella sonriendo. -Mi padre nunca habría tenido un concepto tan elevado de alguien que era realmente perverso.
El volvió a pulsar las cuerdas, tocando una melodía más dulce.

-Si no hubiera sido por tu padre, yo habría escapado de Aberdare. No sé si me hizo un favor al convencerme de que me quedara, pero tengo que admirar su habilidad para domar a un niño salvaje.

-¿Cómo lo hizo? Mi padre hablaba muy poco de su trabajo, ya que consideraba que sólo era un instrumento de Dios.

-¿Sabías que mi madre me vendió a mi abuelo por cien guineas? -Antes que Mariana pudiera expresar su horror, volvió a tocar las cuerdas: unas notas profundas y lúgubres estremecieron el aire-. Cuando llegué a Aberdare tenía siete años, y jamás en mi vida había pasado una noche dentro de una casa. Enloquecí como un pájaro enjaulado, y luché desesperadamente por huir. Me encerraron en el cuarto para los niños y pusieron rejas en las ventanas para que no me fuera a matar tratando de lanzarme fuera por ahí. El conde mandó llamar a tu padre, cuyas obras espirituales respetaba. Tal vez creyó que el reverendo Esposito podría expulsar mis demonios.

-Mi padre no era exorcista.

-No, simplemente entró en el cuarto con un cesto de comida y se sentó en el suelo, de modo que su cabeza quedó más o menos a la altura de la mía. Entonces se puso a comer una empanada de cordero. Yo desconfié de él pero me pareció inofensivo. Además, estaba muerto de hambre porque llevaba varios días sin comer; siempre que un lacayo me llevaba comida yo se la tiraba por la cabeza. Pero tu padre no intentó obligarme a hacer nada, ni tampoco se enfadó cuando le robé una empanada de la cesta. Me ofreció un poco de cerveza y un pastel de pasas asadas a la plancha. También me dio una servilleta, acompañada de una amable sugerencia de que se me verían mejor la cara y las manos si me las lavaba.

Después comenzó a contarme historias de Josué y las murallas de Jericó, de Daniel en la cueva de los leones, de Sansón y Dalila... Lo que me gustó especialmente fue la parte cuando Sansón derriba las columnas del templo, porque así era como me sentía yo desde que había llegado a Aberdare. -Apoyó la cabeza en el respaldo del sillón, iluminados sus bien cincelados rasgos por la luz del hogar-. Tu padre fue la primera persona que me trató como a un niño y no como a un animal salvaje. Acabé acurrucado bajo su brazo sollozando.

Mariana tuvo que reprimir las lágrimas al imaginarse a ese pobre niño desolado, abandonado. ¡Ser vendido por su propia madre! Tragándose el nudo que se le había formado en la garganta, comentó:

-Mi padre era el hombre más compasivo que he conocido.

-Mi abuelo eligió bien -dijo Juan Pedro asintiendo-; dudo que cualquier otro, que no fuera el reverendo Esposito, hubiera logrado convencerme de aceptar mi situación. Me dijo que Aberdare era mi casa y que si cooperaba con mi abuelo, finalmente tendría más libertad y riqueza de los que cualquier gitano había conocido jamás. Así pues, bajé a ver al viejo conde y le propuse un trato. -Hizo un gesto divertido-. Se ve que tengo propensión a hacer tratos raros. Le dije a mi abuelo que pondría todo mi empeño en ser el tipo de heredero que deseaba, durante once meses al año. A cambio, debía darme un mes para volver con los gitanos. Al conde no le agradó la idea, pero el reverendo Esposito lo persuadió de que ésa era la única manera de lograr que me comportara. Así pues, tu padre se convirtió en mi tutor. Durante los dos o tres años siguientes, venía casi todos los días a Aberdare, cuando no estaba en una de sus giras de predicación. Además de las asignaturas académicas normales, me enseñó a actuar como un payo. Finalmente estuve preparado para que me enviaran a un colegio donde a golpes podrían darme la apariencia de un correcto caballero inglés. Antes de irme le regalé el libro con la dedicatoria que tú empleaste para chantajearme -añadió irónicamente.

Ella se negó a sentirse culpable.

-O sea que conservaste tu legado volviendo cada año a la gente de tu madre. Eso fue una manera muy clara de pensar para un niño.

-No tan clara. -Tocó una serie de acordes burlones-. Yo creía que podría llevar la vida de payo como un traje y que cuando me lo quitara seguiría siendo el mismo de antes. Pero la cosa no era tan sencilla; si uno está siempre representando un papel, finalmente la simulación empieza a hacerse real.

-Tiene que haber sido difícil estar a caballo entre dos mundos -comentó ella-. ¿Te sentiste alguna vez como si no fueras ni pez ni ave, ni que llevabas buen disfraz?

-Bastante buena descripción -rió él sin humor.

-Cuanto más sé, menos me sorprende que odiaras a tu abuelo.

Juan Pedro bajó la cabeza y pulsó una serie de notas sueltas hasta tocar toda la escala.

-Decir que lo odiaba es demasiado sencillo. Era mi único pariente y deseaba agradarle, al menos parte del tiempo. Aprendí modales y moralidad, griego, historia y agricultura, pero jamás conseguí satisfacerlo. ¿Sabes cuál era mi imperdonable crimen? -Al verla negar con la cabeza le dijo-: Extiende la mano.

Ella la extendió y él puso la suya al lado. Su piel blanca lechosa contrastaba con la de él…

-El color de mi piel, algo que yo no podía cambiar ni aunque hubiera querido. Si mi color hubiera sido más claro, creo que finalmente mi abuelo podría haber olvidado mi sangre gitana. Pero cada vez que me miraba veía a un «maldito gitano negro», como decía él tan encantadoramente. -Juan Pedro dobló sus largos y ágiles dedos, mirándolos como por primera vez-. Es ridículo, y ciertamente nada cristiano -murmuró con amargura-, odiar a alguien por el color de su piel, y sin embargo esas cosas triviales pueden cambiar una vida.

-Eres perfecto tal como eres -le dijo ella.

-No buscaba cumplidos -dijo él sorprendido.

-No era un cumplido -repuso ella con tono altanero-, sino un juicio estético objetivo. Una mujer bien educada jamás haría un cumplido tan vulgar a un hombre.

-O sea que ahora me clasifican junto con las urnas y pinturas griegas -dijo él con expresión más tranquila.

-Más interesante que cualquiera de esas dos cosas. -Ladeó la cabeza-. ¿Te resultaba más fácil la vida cuando viajabas con los gitanos?

-De muchas formas. Como mi madre era huérfana yo no tenía ningún pariente próximo, de modo que me unía a cualquier campamento que estuviera cerca de Aberdare. Ellos siempre me aceptaban, como a un cachorro extraviado. -Titubeó un instante-. Yo disfrutaba de esas visitas, pero con el paso del tiempo comencé a ver a mis parientes con otros ojos. Aunque los gitanos se consideran libres, de hecho están atrapados por sus propias costumbres. La ignorancia, el trato que dan a las mujeres, el orgullo en el robo, generalmente a expensa de los payos que menos tienen, los tabúes de limpieza... finalmente ya no pude aceptar esas cosas sin ponerlas en tela de juicio.

-Sin embargo has habilitado un campamento para gitanos en Aberdare.

-Por supuesto, son mi gente. Cualquier campamento gitano puede estar todo el tiempo que quiera. A cambio, les pido que no molesten a la gente del valle.

-Ah, así que a eso se debe entonces que desde hace unos años no ha habido ningún problema con los gitanos. -Lo miró pensativa-. Cuando era niña, recuerdo que mi madre me hacía entrar en casa y trancaba la puerta siempre que llegaban gitanos al pueblo. Decía que eran ladrones y paganos, y que robaban niños. El se echó a reír.

-Las dos primeras cosas pueden ser ciertas, pero los gitanos no necesitan robar niños, los tienen en abundancia.

-Yo solía soñar que me robaban los gitanos -contó ella-. Se me ocurría que debía de ser agradable ser tan deseada.

Juan Pedro captó lo que revelaba ese comentario.


Epaa! Q declaracion tan profundaa para hacerlee a un hombre q arde en deseoss! Qqsiguee!? Q opinan?

10 comentarios:

Anónimo dijo...

eso quiero saber yo ajja que siguee!!!
se quiere sentir deseada dice.. si ella supiera que ya es deseada, y nada mas y nada menos que por Juan Pedro! ajjaj

quizas Pedro la contestara algo, y ella se da cuenta de lo que ha dicho.. aii nose quiero el cap de mañana asi me saco la duda! ajajajaj

quieroo mass!! =)

BESOSSS!! ^^
teff

Anónimo dijo...

buenisimo cuando subis el prox??

Anónimo dijo...

mikita la intriga me mata.. xD
pero yo te banco... jajaja naaa, enserio subi cuando puedas sabes que yo te estare esperando por aca! =)

BESOS!^^
teff

Anónimo dijo...

eeii porq desaparecistee??

sigoo esperando los capis para cuando puedass!! =)

Un besoo! ^^
teff

pau dijo...

quiero cap!!!!

Anónimo dijo...

vuelveeeee!!! =( seguimoss esperandooo!

esperoo que no te haya pasado nadaa!
pero que sepas que seguimos aca!
Un besooo mikita,
teff

Marian Tosh!~ dijo...

chicasss

buenoo yo no se nada de mikita, no se q paso, pero esperare unos dias mas a ver si aparece o avisa algo, xq no kiero dejar la nove colgada. pero lo mejor seria q volviera

bueno, no se si alguien la tiene en el msn, o algo

xq la verdad yo tmb ando preocupada

mas alla de las noves

besossssssssssss

Anónimo dijo...

donde estas??nos abandonaste!:(--
alguien sabe q paso?

volveee!!:S.

Camila dijo...

U.u donde estas mikita!!!!????
La tenia como friend en facebook pero ya no =/
no se si me borro...

Ya es preocupante!
Nunca tenia mas de un par de dias de atraso, ahora son 3 semanas sin signo de vida...

La que sabe algo digame en el muro de "solo lo compartimos con lali" en facebook pliiiz

Anónimo dijo...

te desapareciste o te paso algo?? da señales de vida mikita!! mira que ya me preocupee!

teff! ^^