jueves, 6 de mayo de 2010

"Deliciosamente vulnerable" cap 47

Loly dormía y Constanza la miraba. En el fondo de su corazón, presenciar el parto la había conmovido. Y es que desde que se había vuelto pobre y Passalaqua había aparecido en su vida, estaba mucho más blanda.

Pero en su mente, la Constanza de siempre, calculaba:¿qué ventaja podía obtener ella de todo eso, ya que no tenía ganas de insistir con la venganza?

Se levantó y comenzó a observar al bebé.

—Bastante lindo el chico... —pensó. Se notaba que era su hermano.... ¡Si hasta, incluso, tenían algún parecido!

De repente se abrió la puerta y apareció por ella una mujer de pelo corto y hombros anchos, sin ningún tipo de arreglo.

Cuando habló, su voz gruesa acentuó aún más la idea demasculinidad.

—¿Cómo está? —preguntó con obvia preocupación, refiriéndose a Loly.

No esperó a que Cony le respondiera y se acercó a la cama. Con dulzura besó la frente de la nueva madre, sin despertarla.

—¡Mi chiquita! —dijo con orgullo.

Luego fue directo a ver al bebé. Sus rasgos femeninos parecieron agudizarse mientras lo levantaba.

—¡Es hermoso!

—¿Y vos quién sos? —preguntó Cony, indiferente a la emoción del momento.

—Yo soy Ivanna, la pareja de Loly.

Cony tuvo que contenerse para no largar la carcajada:¡era la que la mantenía! ¡Una lesbiana!... ¡Loly había roto los huevos, y ahora se dedicaba a comer tortilla!

Por fin se sintió satisfecha. Esa era su venganza.

—¿Y vos quién sos? —preguntó entonces la mujer.

Cony la miró, y en su cabeza todo ocupó un lugar. Luego, sonriendo, contestó.

—Yo soy la que va a volver rica a esta pelotuda.


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Cuando Pedro llegó a su departamento se sorprendió al ver las luces encendidas. Entró con cautela, temiendo que hubiera ladrones, pero deseando que fuera Mariana con una respuesta.

En cambio, era su padre el que lo esperaba.

Se extrañó. En los once años que llevaba viviendo allí el Dr. Lanzani nunca había hecho uso de su llave de emergencia... Y era evidente que esta era una emergencia para él...

—¿Pasa algo?... ¿Mamá está bien?

—Sí, bien.... Bueno, “bien”... Está preocupada... Como yo.

—¿Preocupada? ¿De qué me estás hablando?

—Y... ¿te parece poco? Primero plantás el estudio para emprender una aventura estúpida. Y no contento con eso, ahora la dejás a Ana Clara, tu novia de toda la vida... Y encima, cuando vengo a pedirte explicaciones, te veo acarreando el moisés de un bebé.

—No te metas, viejo.

—¿Es tu hijo, acaso?

—No.

—Pero la chica es tu amante.

—No. Tampoco.

—Pero es una linda chica... ¿Acaso no te gusta o...?

—¿O qué?

—No sé... Estás tan raro... Podés tener algún problema...A tu edad a veces pasa que...

—Si no tuviera ganas de matarte, me reiría.

—Pero no me niegues que es raro. Esa chica prácticamente vive en tu casa y vos nunca...

—¿De dónde sacaste que vive acá?

—La veo siempre. Y desde hace más de un año.

—¡Basta, viejo! Es mi vida.

—Bueno, es que te vas acercando a los treinta, y es hora de que empieces a pensar en establecerte y...

—¿Otra vez? Eso ya me lo dijiste. Y te repito lo mismo que entonces: no me voy a casar por ahora. Pero si alguna vez lo hago, va a ser con Mariana.

—Pero tiene un hijo de...

—Es asunto mío, viejo... Y si yo no tengo problema con eso, me importa poco lo que puedas pensar vos. Y como sé que vas a seguir hablando hasta que efectivamente te mate, y como no quiero ir preso, mejor me voy... ¡Chau! Saludos a la vieja... ¡Ah! Y la llave... deja la antes de irte, por favor.


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Apenas tenía un rato libre, Mariana iba a rezar a la Iglesia. Y es que su cuerpo y su alma estaban librando la más terrible de las batallas, y ella prefería que fuera allí.

Pedro la aceptaba. A ella y a su hijo. Le ofrecía amarla...Y ella necesitaba desesperadamente ser amada por él. Su cuerpo le exigía entregarse sin pensar. Pero su alma....Ella quería ser libre, entregarse, sí, pero sin límites. Sin miedo, sin tiempo... Sin desconfianza. Pero él sólo le ofrecía un amor de aquí y ahora. Y no era que a ella le importaran los papeles, ni las promesas de amor firmadas ante escribano. No, no era eso a lo que se refería cuando hablaba de matrimonio. Era, en cambio, al compromiso íntimo que se hacía poniendo a Dios por único testigo, de amar al otro para siempre... Y a pesar de que sabía que incluso eso fallaba, ¿qué podía esperar de un cariño que ni siquiera a eso podía animarse?

Aquí y ahora.

Ella no sabía amar aquí y ahora. Entregándose sólo día por día. Rogando, como Agustina, no quedar embarazada. Desconfiando ante cada demora de él. Temiendo el momento en que el “aquí y ahora” se convirtieran en ayer.

Y además: ¿era ella capaz de vivir a espaldas de Dios?¿Podría ser feliz sin su bendición? Su cuerpo gritaba que sí. Pero su alma...


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—¡¿Seis mil euros?!

...

—¡Estás loca! ¡Ni se te ocurra!

...

—Va a tener que probar que es mi hijo, primero

....

—¡¿Y por qué hiciste eso, estúpida?!

...

—¿Qué ganás vos con todo esto?

Desde Buenos Aires, Cony sonrió. ¿Qué ganaba?... Tres mil euros por mes hasta que su queridísimo hermanito fuera mayor de edad. Y todo por haber tenido la gentileza de dar la ubicación exacta de su padre en el mapa, y un poco de su sangre para agilizar el trámite de filiación.

Esto le iba a otorgar independencia económica suficiente como para seguir manteniendo algunos caprichos, luego de que se casara con Passalaqua. Y para cuando ese dinero ya no llegara, ella misma habría logrado convertir a su marido en un profesional millonario.

Y es que, como era obvio, no había nada en el mundo que una mujer ambiciosa y sin escrúpulos como ella, no pudiera lograr.


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El plazo se había acabado. Había transcurrido una semana y Mariana debía dar una respuesta.

Tenía varias cosas en claro: no había nada de malo en que quisiera hacer el amor con Pedro, porque lo amaba de verdad. Y Dios siempre bendecía todo celebración de amor, porque Dios es Amor.

Pero hasta la cosa más buena podía transformarse en mala si se hacía fuera de tiempo. Y ese no era el suyo. Pedro aún tenía dudas.

Pero por otro lado, había demostrado amarla de una forma generosa al aceptarla con su hijo... Y él no sabía nada de Dios y de sus tiempos. Era conmovedoramente humano, y ella lo amaba así, tal cual. Y tenía mucho miedo de perderlo si le decía que no. Y ya no podía darse el lujo de intentar olvidarlo.

Así que por fin había tomado una decisión, la única que podía conformar a su cuerpo y a su alma.


Se animara????

3 comentarios:

Anónimo dijo...

pero que caraa que tiene cony! siempre se sale con a suya eh...

yo quiero que acepte!! esta seguro que la ama, no haria esto por ella de no ser asi y ella esta deseando aceptar!! =)
ademas si ella acepta podran empezar de nuevo.. y eso es bueno!!

esperoo mass y mass capituliitos imperdibless!!

BESOS!! ^^
teff

Marian Tosh!~ dijo...

claroo q se va a ir con el!

no? mmm

jjaja

esperoo mass !!

bsitssss

Anónimo dijo...

Awwwww TIENE que ir a vivir con el! Y q por una vez por todas mariana le diga la verdad a pedro!!!!!!!!!!

U.u el viejo no me cae bien! Ya va a volver cuando los morochos esten mas q bien para molestarlos! Jajajaja


Besoooooooooooos

cami