sábado, 27 de marzo de 2010

"Deliciosamente vulnerable" cap 8

Todas estaban extrañadas de que, después de la escena del almuerzo, Cony no insistiera con el mal humor y la venganza.

Había varias razones para justificar ese extraño comportamiento: quizás no le interesaba tanto el tipo; o quizás temía a Mariana. Y es que durante sus primeros años en la pensión, cuando todavía la droga le pegaba fuerte, Mariana era la única que la enfrentaba. Si venía “colocada”o totalmente borracha, era muy dura con ella, aunque también era la única que le sostenía la cabeza cuando se pasaba las noches vomitando, e incluso, en dos oportunidades, la había salvado de morir por una sobredosis.

Fuera por lo que fuera, Mariana la había sacado barata, y nunca iban a resolver el misterio del por qué. Y tampoco iban a resolver el misterio del cuándo: ¿cuándo le había hablado Normita a Constanza para contarle, si la habían estado vigilando continuamente?... Ella, por primera vez en su vida, guardó celosamente el secreto; y aunque aquella noche Cony hizo una inmensa fogata con los dos únicos corpiños de la gorda, Normita aseguró a quien quisiera escucharla, que ver la cara de Constanza al recibir la noticia bien había valido tener que ir por la vida con las tetas colgando.


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—¿Qué tal te fue con Constanza Ríos, anoche?... ¿Te divertiste?... —preguntó Ana Clara, como por descuido.

Pedro la observó de arriba a abajo ¿Qué le pasaba ahora? ¿No estaría celosa, no? ¡Bueno fuera que se hubiera tomado en serio el puesto de “novia oficial” que le había endilgado su madre!

—¿Cómo te enteraste que iba a salir con ella?

—Nos vimos en la peluquería y me contó.

—¿Hablan de mí en la peluquería?

—Hablamos de muchas cosas... Pero ¿te divertiste, o no?

— Al final no salí con ella —replicó Pedro, cerrando el tema.

Pero Ana Clara no estaba dispuesta a cerrarlo.

—¿No fuiste al recital, entonces? ¿Qué pasó? ¿Tu amiguita Camila no te consiguió las entradas?

¿Cómo se había enterado Ana Clara de lo de Camila?...Obviamente la hija de Ríos no sabía nada al respecto...¿Quién se lo habría “buchoneado”?

Sabía la respuesta:

—Veo que estuviste hablando con Esteban.

—Creí que lo de esa putita ya se había acabado —comentó la otra, a la vez que simulaba no haberlo escuchado.

Esas cosas enfurecían a Pedro: que el muy idiota de Esteban estuviera presente en su vida como una sombra, y que la tarada de Ana Clara lo controlara.... Y aunque recurría a la muchacha cada vez que necesitaba sexo y estaba muy cansado para hacer una conquista, y a pesar deque los padres de ambos los daban por novios formales, uno y otro mantenían una saludable vida privada en total libertad... ¿A qué venía esto, entonces?

—¿Volviste a salir con ella? —insistió Ana Clara.

—No, no volví a salir con ella —respondió él con cansancio.

—¿Con quién saliste, entonces?

Era evidente que no iba a dejar el asunto.

Pedro sintió un primer impulso de no responderle, pero su cuerpo necesitaba desahogarse, y estaba dispuesto a soportar lo que fuera con tal de lograrlo.

—Con una compañera de facultad... —contestó por fin, como con descuido.

Sintió su miembro duro... ¿Cuándo se iba a callar esa idiota?... Quería tener sexo en ese mismo momento, y con quien fuera.

—Y... ¿cómo es esa compañera? —seguía preguntando ella, mientras él la recorría con impaciencia—. ¿Cómo es?—insistió.

—Pelo y ojos negros —respondió él, con rapidez y sin pensar.

Ana Clara se alejó y lo miró, sorprendida.

—¿De verdad es morocha y ojos negros?

—¡Claro!... ¿Para qué iba a mentirte? —le contestó mientras trataba de volver a tenerla.

—Nunca recordás el color del pelo de las mujeres conque salís. Mucho menos el de los ojos... Estoy segura que ni siquiera sabés el de los míos...

—¡Claro que lo sé! —se enfureció Pedro. Pero al mirarlos ojos de ella notó, con asombro, que también eran negros.

Se sintió avergonzado: —Lo que pasa es que a las chicas con las que salgo no les miro precisamente los ojos. En cambio con ésta hablé todo el tiempo y pude verle la cara.

—¿Y de qué hablaron?

Pedro pudo sentir como su sexo se desinflaba, y tomó distancia.

—Cosas... Facultad, trabajo...

—¿Por qué nunca hablaste de trabajo conmigo?

—¡Si eso no te interesa!... Además, no entenderías nada.

—¡¿Cómo que no entendería?!

—Si ni siquiera sabés de qué trabajo...

—¡¿Cómo que no?! Te estás por recibir de contador.

—¿Y qué hace un contador?

Ana Clara empezó sobradoramente a contestarle, pero separó en seco: ¿qué hacía un contador? Por fin se arriesgó:

—¿Cuentas?

—¡No!... ¡Nada que ver!... Además en el estudio trabajo como auditor.

—¿Auditor?... ¿Qué es eso?

—No importa... ¡Si no te interesa!

—¡Sí que me interesa!... ¿Qué es un auditor?

Pedro trató de darle una oportunidad e intentó explicárselo, tal como lo hubiera hecho con un chico de seis años.

—Un auditor es una especie de investigador privado. Se mete adentro de una empresa y averigua si todas las cuentas están bien hechas, y controla que nadie se quede con un vuelto; y además...

—¿Y es linda tu compañera? —lo interrumpió.

La miró con resignación y recordó la noche anterior. Entonces sintió, en todo su cuerpo, cuánto estaba extrañando a Esposito.

1 comentario:

Anónimo dijo...

aaaaai la extraña, mas tierno es! jajaj yo ya quiero qe se enamore perdidamente de ella :D jajaaj

quiero el proximo capitulo! y ya estoy rogando para qe ese cap tenga una escena de mi pareja favorita! jajaj un beso.